Los placeres de la pobreza

Lo primero que tengo que deciros…

…

Lo hemos conseguido, caras sonrientes entre nosotros describían de la mejor manera posible todo lo acontecido. ¿Cómo describirlo?, se me antoja muy complicado contarlo, a mí me contaron muchas veces aquello que vi con mis propios ojos hace unos días y nunca lo creí hasta que lo he vivido.

Allí te dejamos, volviendo con una sensación extraña, teniendo la certeza de que algo grande acabábamos de vivir.

Siempre tuve  mucho interés en conocerte e incluso me pregunto a diario si serás el sitio donde debería de vivir…

Allí te descubrí algo más, tú siempre me ofreciste tu ayuda, tu simpatía y saber vivir sin tener nada. Porque con tan sólo la sonrisa que me regalaste de aquella niña, con su risa que invitaba a disfrutar de la vida, me valió mi visita.

Luego descubrí tu necesidad y nosotros nos emocionamos viendo como con nuestra pequeña aportación ustedes sois tan felices…

Lleváis dando lecciones de sonrisas desde hace mucho tiempo, siempre partiendo de vuestra humildad y haciendo ver al mundo que se necesita tan poco para ser feliz.

Contigo tuvimos anécdotas como realizar trueques y todo tipo de “regateos” que al fin y al cabo son parte de tu cultura. Y respecto a los taxis,es algo que si hay que mejorar… Pero bueno, hasta en las mejores familias ocurren estas cosas… 😛

África… gracias, nos has dado la mayor aventura de nuestras vidas (por ahora…), toda una experiencia, que a bien seguro (y una vez más) habrá modificado un poco más nuestra forma de ver la vida.

PD: Todo esto ha sido posible porque fui acompañado de tres locos aventureros, con los cuales conseguimos nuestro objetivo, subir el Toubkal (4167 metros). Gracias de verdad, porque  todo fue mucho más fácil y desde el primer momento tenía asegurado momentos inolvidables.

…nos arrastramos sin pensar a una gran experiencia…